El Abuso de la Tecnología.

La publicación original la pueden encontrar en la página web de la clínica San Felipe: El abuso de la tecnología en niños

Después de la Segunda Guerra Mundial la tecnología no ha dejado de avanzar. La televisión se hizo más común, así como el uso del teléfono.  A partir de los años 60, se abrió la posibilidad de tener los avances tecnológicos en casa y del año 2000 en adelante, no hemos tenido respiro con los cambios.

En este sentido, si hablamos de niños y adolescentes, tenemos que entender que viven una época de constante avance y cambio, donde las posibilidades crecen exponencialmente y que “quedarse atrás” (tecnológicamente) significa un gran riesgo social y académico. Existen diversas estrategias para utilizar los videojuegos, por ejemplo, que favorecen a pacientes con esclerosis, con problemas de socialización o trastornos de ansiedad, entre otros.

Para hablar de una adicción o abuso de videojuegos, la OMS recientemente ha planteado algunos criterios y los ha incluido en la clasificación internacional de enfermedades, el CIE 11. Los criterios específicos caen quizás en el campo médico, pero vale resaltar que si un niño o adolescente no puede controlar el tiempo o lugar donde juega, si pone el juego por encima de otras actividades de forma sistemática o tiene cambios conductuales y va empeorando, tenemos que estar más que preocupados.

Pero hablando de lo negativo del uso de la tecnología, se han descrito problemas osteomusculares por la posición en la que usamos las computadoras, celulares o videojuegos (dolor de espalda y cuello), así como problemas de visión o incluso de la piel (eritema ab igne por usar la laptop). Aún no está claro si el uso de tecnología móvil tiene o no relación con el cáncer, pues no hay sustento científico contundente.

A nivel conductual el uso de videojuegos, redes sociales o internet activa el sistema de recompensa del cerebro. Ese sistema de recompensa, que libera dopamina cuando tenemos un logro o hacemos algo placentero, se híper estimula con recompensas rápidas y libera más dopamina. Lo cual hace que los busquemos más y más, necesitando cada vez más horas, emociones más intensas y dejando de lado otras actividades “menos placenteras”.

Específicamente a nivel psiquiátrico, el uso excesivo de internet provoca problemas de sueño, problemas cognitivos, familiares y laborales, ansiedad y depresión. Sobre el aumento de la agresividad y la delincuencia, los diferentes estudios se inclinan a que estos aumentarían (aunque algunos específicos dicen lo contrario). Sobre el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) hay estudios que nos dicen que desencadenaría la vulnerabilidad personal y hay estudios en los que se utilizan juegos específicos para ayudar a los niños y adolescentes con TDAH. También es más probable que las personas con TDAH abusen o tengan una adicción a los juegos.

Si bien la estrategia de limitar las horas de uso continuo de computadoras y videojuegos es bien conocido, no es lo único. La solución no solo puede ser restringir. Jugar con nuestros hijos los videojuegos de su preferencia, supervisar lo que eligen, poner bloqueadores de acceso en línea o aplicaciones para que nos llegue el reporte a los padres de las horas utilizadas o páginas visitadas, también pueden ayudar.

Pero quizás el ofrecer opciones a los videojuegos como salidas, visitas, deportes o amigos, tengan un mayor efecto. En los centros de rehabilitación en Europa y Norteamérica, la tendencia se parece mucho a la utilizada con otras adicciones: actividad física.

Ahora bien, el prevenir siempre es mejor. Cuidar los espacios familiares, prepararnos como padres, siempre favorecer la relación con nuestros hijos y enseñarles a través del ejemplo que el mundo no se limita a la televisión, celular o tablet.