05 Ene Tics
Motivados luego de la atención de un paciente de 10 años con tics motores, hoy les traemos algunos datos sobre el tratamiento no farmacológico de los tics. Cabe explicar que los tics son movimientos involuntarios, absurdos, repetidos, rápidos, vividos como imperiosos, que pueden desaparecer durante el sueño (No necesariamente en todos los síndromes que causan Tics) y se incrementan en situaciones de tensión.
Los Tics pueden ser motores y fonatorios (P.E. guiñar, parpadeo, movimientos de la lengua, sacudir o mover alguna parte del cuerpo, movimientos de cuello y tronco, sonidos, gruñidos, carraspeos, etc.). Cuando se trata de tics motores generalmente afectan un grupo de músculos circunscrito a una zona y cuando son fonatorios se trata de sonidos o vocalizaciones que súbitamente aparecen. Pueden ser transitorios, secundarios a otro trastorno, pueden ser primarios y ser parte de la presentación de un síndrome más complejo como el caso de Gilles de la Tourette. Pueden ser muy simples o complejos (aunque la delimitación no es clara) y en algunos casos pueden llegar a ser incapacitantes. Atención a que entre un quinto a la décima parte de los niños presentan algún tipo de tic simple y transitorio, confirmando así que es un fenómeno casi normal en esta población.
La clasificación internacional de enfermedades nos encontramos con diagnósticos como trastornos transitorios, crónicos (fonatorios o motores) y tics múltiples motores y fonatorios combinados (Síndrome de Gilles de la Tourette), así como los no especificados y los que no entran en esta clasificación. Prevaleciendo en esta clasificación la duración y la complejidad de los tics.
Los tics a diferencia de problemas neurológicos subyacentes es que no son rítmicos, son rápidos y breves, suelen desaparecer durante el sueño, se pueden repetir voluntariamente y pueden ser suprimidos o cambiados por otro movimiento o sonido con relativa facilidad. Esto ultimo es el pie para comentar la opción no farmacológica que les traemos hoy: Terapia de reversión hábitos.
De forma sencilla se trata de 4 pasos no necesariamente progresivos: Entrenar la atención, buscar una respuesta para sustituir el tic, reforzar la motivación y confianza y extender las habilidades aprendidas a nuevos escenarios.
Los tics no necesariamente son tan imperiosos ni súbitos como se suelen vivir inicialmente. Los niños (a partir de cierta edad, aproximadamente los 8 años) pueden comenzar a percibir, anticipar e identificar las sensaciones, la urgencia o los “síntomas premonitorios” de los tics. La idea es poder entrenar con el terapeuta la conciencia, la atención a estas percepciones para poder anticipar los tics y así tener mayor auto control sobre estos. Paso a paso se puede pedir al paciente que describa con detalle los tics y lo que sucede entorno a estos (puede hacerlo frente a un espejo), el terapeuta puede resaltar todas las veces que el paciente realice el tic, para aumentar la conciencia en estos. De esta manera se puede estar más atento y anticipar cuando el tic puede suceder.
Con todo esto, habiendo desarrollado la suficiente y adecuada conciencia de los tics, el paciente puede colocar una respuesta que compita de forma consciente con el tic e ir sustituyéndolo progresivamente por algo voluntario opuesto al tic. Cabe resaltar que debe tratarse de una respuesta en el mismo grupo muscular o en el caso de los tics fonatorios remplazarlo por ejemplo por respiraciones. Por supuesto la sustitución debe de ser menos notoria que el tic.
Sobre esto se utilizan técnicas clásicamente conductuales para cerrar la terapia, como reconocer los beneficios y problemas que surgieron con los tics y de esta manera reforzar la confianza y motivación del paciente para continuar con el avance realizado y llevando las nuevas habilidades aprendidas a otros terrenos diferentes que el de la consulta con el terapeuta.
Es importante comentar que si la gravedad, frecuencia y complejidad de los tics o del cuadro de fondo lo requiere las personas pueden beneficiarse mucho de las terapias farmacológicas.
Para cerrar les dejamos un vídeo elaborado por la psiquiatra del Mount Sinai, Barbara Coffey sobre esta terapia y como funciona.